En la lectura del pregón, titulado 'Les Edats de la Ciutat', Planas ha vinculado su existencia a la de la propia ciudad, a través de lo que ha definido como una "simbiosis", para lamentar que esta "se deshace como una playa hostilizada por un mar trastornado" en un símil con lo que "tal vez suceda a raíz del cambio climático".

Para la escritora palmesana, que hace un recorrido por las edades de la ciudad a través de sus propios recuerdos, Palma ha llegado a esta situación a consecuencia de "verse casi impotente para adaptarse a las formas mercantiles de la nueva realidad: franquicias, sobreexplotación, ruido, contaminación" o, a lo que es lo mismo, a la "gentrificación".

En este sentido, ha reflexionado que "las cosas tienen que cambiar, para que la ciudad vuelva a ser ella misma, sin perjuicio del progreso, pero sin perder aquel cuerpo que cada uno de los ciudadanos reconocía y podía hacerse suyo".

Pues, Planas ha opinado que en la época actual la ciudad "no evoluciona sino que muta". De este modo se ha referido a la ocupación del espacio público por terrazas y toda clase de enseres, "mutilación inexplicada" de jardines y parques, pintadas vandálicas y crecimiento "insólito" del techo urbano que, según ha dicho, suponen una "degeneración" turística.

También se ha referido a "edificios modificados y destruidos por una utilidad mercantil", a los "desvíos de antiguos caminos que se ven abocados a convertirse en improvisadas vías de evacuación del insostenible parque automovilístico" y a la "destrucción" al "abandono" y a la "demolición" de calles, conventos y edificios.

Asimismo, Planas ha advertido que "no quiere ver más el mar como una intuición, ahogada por una selva de barcos aparcados". Pues, todo desemboca, ha lamentado, en "un empobrecimiento" y "una perdida de la calidad de vida".

PIDE LA DEFENSA DE AQUELLO QUE HA HECHO A LOS PALMESANOS "CIUDADANOS DE LA CAPITAL DE MALLORCA"

Por todos estos motivos, Planas ha pedido defender aquello que "ha hecho a los palmesanos ser "ciudadanos de la capital de Mallorca", en alusión "al gusto, la convivencia, el respeto por la tradición, la curiosidad por la novedad, el deseo de progreso y la estima por los bienes que legaron los antepasados".

Además, ha reiterado su voluntad de "no permitir que por unos beneficios transitorios se maltrate el legado de los siglos". "No hay que permitir que las edades de la ciudad confluyan en una muerte anónima, donde los restos se depositen en una fosa común de vulgaridad y aburrimiento", ha incidido.