Dos nuevas monografías profundizan en las Atarazanas y las fiestas populares en la Guerra de Independencia

El Servicio de Archivo y Publicaciones del Área de Cultura y Ciudadanía de la Diputación de Sevilla ha publicado dos últimas monografías, en las que sus autores, José Manuel Baena y Pablo Emilio Pérez-Mallaína, respectivamente, abordan sendos estudios sobre las celebraciones públicas durante la Guerra de Independencia en la provincia sevillana y la historia de ocho siglos de las Atarazanas.

El primero de estos títulos está integrado en la Colección 'Arte Hispalense' de la Diputación con el número 118, mientras el segundo es un volumen que la Diputación ha coeditado con el Ayuntamiento de la capital hispalense y la Universidad de Sevilla.

'La ciudad en fiestas. Celebraciones públicas en Sevilla durante la Guerra de la Independencia', del que es autor José Manuel Baena Gallé, refleja como en aquellos años la ciudad está gobernada en diferentes momentos por los diversos bandos en lucha y en todo momento, debe ir adaptando sus tradiciones y formas a los gustos, indicaciones, o cualquier orden foránea que se le imponga.

"Cambian los protagonistas a veces, pero siempre se van manteniendo las formas y ritos sevillanos más o menos adaptados a las circunstancias. Habrá celebraciones por la guerra, entrada de personajes civiles y militares de importancia, las grandes fiestas reales o imperiales napoleónicas, la Semana Santa o el Corpus Christi, e incluso cuestiones más privadas como el teatro, las tertulias o los bailes".

Según el autor de la obra, a pesar de todas estas vicisitudes, "siempre se verá un intento, a pesar de las continuas injerencias externas, de gestión y de control (de las fiestas) por parte de las dos grandes instituciones históricas y tradicionales de la ciudad: el Ayuntamiento y Cabildo de la Catedral".

OCHO SIGLOS DE HISTORIA DE LAS ATARAZANAS DE SEVILLA

Pablo Emilio Pérez-Mallaína, de su lado, estudia en 'Las Atarazanas de Sevilla. Ocho siglos de historia del arsenal del Guadalquivir' el devenir de este monumento hispalense. Cuando se levantó a mediados del siglo XIII para cobijar las galeras reales, constituía uno de los mayores arsenales de Europa y de él partieron centenares de ágiles embarcaciones a remo destinadas a dominar el mar entre el Estrecho de Gibraltar y el Canal de la Mancha.

Sus amplios espacios cubiertos también sirvieron tanto de lugar de reuniones y asambleas, como de lúgubre prisión, mientras que en las explanadas del exterior se celebraban torneos y regias cabalgatas.

Cuando a finales del siglo XV las Atarazanas decayeron como astillero, el descubrimiento de América las convirtió en almacenes para el tráfico indiano, en aduana del Nuevo Mundo y patio de vecinos, para, con la crisis del XVII, transformarse en hospital de caridad y, más tarde, en maestranza de artillería. Este libro, por ser de historia, contará cómo sobre un edificio centenario se refleja el devenir de la ciudad de Sevilla, pero sobre todo tratará de las gentes que trabajaron, vivieron y aun nacieron y murieron en este singular complejo, que, aunque herido, ha sabido vencer al mortal efecto destructor del tiempo.

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