Es difícil, pero la respuesta es que sí. «Dos o tres veces a la semana» la cantera sobre la que vive realiza voladuras para explotar la piedra.

María Josefa García y su marido llevan siete años sufriendo las voladuras que realiza la empresa que explota la cantera sobre la que se asienta su casa. Tiene más de cien años, está en Somines (Grado), y totalmente apuntalada. Según la propietaria «debido a las explosiones».

Cuando se construyó «no había cantera, sino una montaña». Años después una empresa adquirió «los praos» y empezó a extraer la piedra, «pero era de una familia y las voladuras, de cuando en cuando».

«Antes nos separaba de la cantera una montaña, ahora del lugar desde el que hacen las voladuras a mi casa hay 400 metros». La cantera se vendió y desde entonces, son «dos o tres veces a la semana». «Es como un terremoto».

Como consecuencia de ellas, explica, tanto ella como su marido están enfermos. Aun así, «seguiré luchando para que el juez nos dé la razón». De momento no lo ha conseguido.

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