Benicio Del Toro: "No tenía que parecerme ni imitar al Che, sino entender sus ideas"

  • El actor portorriqueño interpreta a Ernesto 'Che' Guevara.
  • Gracias a este trabajo ganó el premio al mejor actor en Cannes.
  • 'Che, el argentino' se estrena el viernes en los cines españoles.
  • Unax Ugalde, el jueves a las 12h: ¡deja aquí tu pregunta!
El actor Benicio del Toro, en la presentación de 'Che, el argentino'.
El actor Benicio del Toro, en la presentación de 'Che, el argentino'.
JORGE PARIS
El actor Benicio del Toro, en la presentación de 'Che, el argentino'.

Alto, atractivo pero también más avejentado de lo que cabría esperar en un sex symbol de Hollywood, Benicio del Toro parece haber hecho de la tranquilidad su marca de estilo. Sólo así debe poder soportar la presión de una carrera que, ahora mismo, le sitúa como uno de los actores más admirados y cotizados del mundo. El portorriqueño presenta ahora en Madrid Che, el argentino, un proyecto fundamental para su trayectoria actoral.

El Che era un tipo consecuente; además, era un defensor de los débiles y los olvidados"

¿Marcará su carrera interpretar al Che?

Tuve la suerte de conocer a gente que le rodeaba, amigos, familiares, y recibir mucho de su apoyo. Me dieron el impulso necesario para afrontar el reto de encarnar a un personaje tan respetado, tan importante.

En pleno 2008, ¿qué representa ahora este personaje?

Hay que contemplarlo como un producto de los años sesenta. La mayoría de la gente que tiene camisetas o llaveros con su cara entienden que, al menos, era un tipo consecuente, que se mantuvo fiel a sus principios. Ahi radica gran parte de su esencia. Además, era un defensor de los débiles, de los olvidados.
¿Cómo llegó a meterse en su piel?

No lo sé. Me ayudó mucha gente como Adelaida Guevara, su mujer. Me dijo que no importaba parecerme a él, imitar su voz: lo fundamental era entender sus ideas, sus porqués. Eso me dio mucho más libertad y me guió para acercarme a él.


Con Soderbergh no hay que actuar, sino reaccionar"
El director, Steven Soderbergh, define su actuación como contenida, realista...

Con Steven hay que trabajar muy rápido. Si te paras a actuar te quedas rígido, te ahogas. Con él hay que ser muy flexible: en el rodaje de una escena pueden ocurrir cosas imprevistas. Con Soderbergh no hay que actuar, sino reaccionar.

¿Sufrío en el rodaje?

No, pero tuve que cargar con mucha responsabilidad. Tuve la suerte de poder compartirla con los técnicos y con los otros actores.

Los que critican la figura del Che encontrarán esta primera parte demasiado benévola...

Todo lo que contamos es verídico. Él creía en la pena de muerte, en los fusilamientos, y es algo que aparece en la película. En la segunda parte, situada en Bolivia, el personaje ha cambiado. Leímos sus diarios, entrevistamos a gente de allí, y no anduvo fusilando gente. No era un criminal de guerra. Sufrió mucho: de haber sido peor persona, más ambicioso, quizá estaría todavía vivo. Su táctica habría sido muy distinta.

¿Alguna vez se sintió perdido, tuvo dudas en el rodaje?

Como todo el mundo, a veces dudo. Lo bueno es que Soderbergh se daba cuenta con sólo mirarme a mis ojos, usando ese miedo. Nos animaba diciendo cosas como "es imposible hacer una película sobre el Che... ¡vamos a ello!".

El Che me ha enseñado que no hay que darse por vencido"
¿Ha cambiado algo en su vida, en sus principios, tras este trabajo?

Sí: no hay que darse por vencido. Hay que intentar mejorar, progresar, siempre. Toda la investigación que tuve que hacer para el papel también me enseñó mucha historia, que ahora me ayuda a comprender mejor el mundo. Ha ampliado mi perspectiva.
Ahora que es un actor reconocido en todo el mundo, ¿qué es para usted el cine?

De joven jugaba al baloncesto, y es algo parecido: un trabajo en equipo. El cine no se hace solo. En esta película he trabajado con un grupo muy grande de actores, casi todos desconocidos para mí. Pero había mucho talento: decir que fue divertido es quedarme corto. Ha sido una experiencia muy linda.
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