Sin embargo, Gavira destaca que la ocupación de la costa a lo largo de las décadas es la que ha acabado con los ecosistemas propios de estas especies.

Precisamente las plantas invasoras provienen de los jardines de las urbanizaciones de la costa, que sueltan sus pólenes y colonizan el terreno. "Las urbanizaciones se han cargado los ecosistemas y encima, los pocos lugares con plantas autóctonas que quedan están asediados por las especies invasoras. Sólo la pita ha sido cultivada para hacer cuerdas".

La eliminación, a mano

Desde hace dos años, Medio Ambiente persigue y elimina las invasoras tras un estudio de campo que permitió localizarlas. La suma de los puntos limpiados representan una superficie de unos 100.000 metros cuadrados.

La retirada se ejecuta planta por planta y a mano para evitar que las especies autóctonas próximas o debajo de las ramas puedan sufrir daños. La Junta destaca la minuciosidad de la tarea para asir reducir las posibilidades de rebrotes.

El seguimiento permite detectar brotes o el depósito de nuevas semillas por la acción humana o por condiciones meteorológicas para así proceder a su retirada con rapidez.

Tras la erradicación de las exóticas e invasoras se plantan especies autóctonas.

Según el delegado provincial de Medio Ambiente de la Junta, Ignacio Trillo, "las exóticas invasoras representan una de las más graves amenazas para la conservación de nuestra rica biodiversidad, no solo en el medio natural sino también en las ciudades".

"Se han solicitado a los ayuntamientos que implementen planes propios que limiten la existencia de estas plantas, especialmente en el ámbito de la jardinería pública y privada en las zonas cercanas al litoral", indicó Trillo, que ayer fue sustituido por la ex diputada del PSOE Remedios Martel.

Para Gavira, la solución pasa por la prohibición de las plantas invasoras y que sólo se puedan usar plantas autóctonas.

CONSULTA AQUÍ MÁS NOTICIAS DE MÁLAGA