Es un servicio que se demanda cada vez más y en el que se están llevando a cabo varias experiencias piloto: diez personas prueban ya tecnologías de vídeo, «así no sólo se percibe una voz, sino que se ve a la persona que nos atiende», según comentan desde Cruz Roja.

Además, otros dos usuarios ponen a prueba unos aparatos que miden la tensión arterial y envían los resultados por el teléfono móvil; y dos voluntarios llevan podómetros, que miden el número de pasos y sirven para controlar la actividad física que se realiza. En ambos casos, los especialistas mantienen así un control sobre su salud y los pueden aconsejar.

Los tres programas funcionan desde hace varios meses y continuarán hasta finales de este año. Se analizarán sus beneficios para  ver si se pueden aplicar a la teleasistencia.

Cruz Roja destina un 30% de sus recursos a los mayores y un 10% a sus planes de empleo, «cada vez hablamos menos de atención sanitaria y más de acción social. Hay una evolución», según reconoció su presidente.

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