Desde la organización han emitido las conclusiones de estas jornadas y han explicado que "está demostrado cómo influye el cambio de usos en el devenir de las ciudades" como cuando "un centro escolar deja de serlo, el nuevo uso que se dé al viejo edificio influye en despoblar una zona de vida vecinal", aseguran.
"Planificar qué ciudad queremos exige, por tanto, saber a qué uso se van a destinar los muchos edificios que necesitan intervención".
Por otra parte, el consenso entre los profesionales es total cuando concluyen que lo importante es adaptar el uso a los edificios y no al revés. Sobre la flexibilidad de la norma hay corrientes entre los profesionales. Todos coinciden en que el proceso administrativo que conlleva las intervenciones es, en muchos casos, agónico; lo que prolonga los proyectos a veces más tiempo del que el cliente y el propio edificio pueden aguantar.
Finalmente, explican desde la organización, para muchos profesionales de la materia "la norma es excesivamente rígida" y echan de menos "poder sentarse con quienes otorgan los permisos para analizar conjuntamente las situaciones complejas y llegar así a un acuerdo en el que norma y el sentido común confluyan". La flexibilidad, explican, es positiva para poder ocupar sin alterar en exceso lo encontrado.
Ayer finalizaron las XX Jornadas de Intervención en el Patrimonio que organizada el COAR cada dos años desde 1981. Tras el último coloquio de anoche los participantes, venidos desde distintos puntos de España y varios países europeos, recibieron sus diplomas de manos de los dos directores de esta edición, la arquitecta riojana Aurora León y el arquitecto gallego Carlos Quintáns.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios