Según una nota de prensa de la Comisaría gijonesa, la investigación se inició con la denuncia de la propietaria de una vivienda unifamiliar de la zona Este que se percató de que parte de sus joyas habían desaparecido de su habitación tras finalizar la reforma de su casa.
La mujer dijo sospechar de los trabajadores que habían entrado a su vivienda para enlucir y pintar las paredes. El seguimiento de las alhajas llevó a los agentes de la Comisaría de El Coto a descubrir que uno de los empleados había vendido el reloj, los pendientes y las cadenas de oro denunciadas y del mismo modo había dispuesto de otras joyas de mucho valor.
Los trabajos policiales permitieron averiguar que esas joyas también habían sido sustraídas de otras viviendas en las que esta persona había trabajado en los últimos meses.
Los investigadores pudieron determinar que se había apropiado en tres casas de joyas valoradas en más de 10.000 euros, por las que había sacado un beneficio económico inferior a los 1.000 euros..
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