La Generalitat debe abordar ahora las inspecciones de apertura de los restaurantes de temporada y seguir con las revisiones fijas. Las inspecciones de sanidad se centran en los establecimientos que sirven comidas elaboradas, desde ensaladas hasta paellas.
Pese al tópico, el subdirector de Protecció de Salut de la Generalitat, Àngel Teixidor, ha declarado a 20 minutos que los gremios trabajan para no estropear el turismo. Los restaurantes tienen que disponer de suministro de agua potable, una zona de limpieza adecuada y las cámaras frigoríficas deben garantizar el buen estado de los alimentos. Si un establecimiento no cumple uno de estos tres requisitos indispensables, la Generalitat puede exigir una corrección inmediata o decretar un cierre precautorio, e imponer una multa en función del riesgo de intoxicación para el consumidor. La sanción mínima es de 1.000 euros, lo que supone cubrir el coste de la inspección. Sobre los chiringuitos que sirven sólo productos envasados, el control sanitario es menor, ya que, a priori, no existe riesgo sobre la salud.
Sólo productos envasados
Las playas de la ciudad de Barcelona tienen 16 chiringuitos. Son kioscos donde se pueden vender bebidas, helados, chucherías, patatas i sandwiches siempre que se trate de productos envasados. No pueden tener freidora ni ofrecer platos cocinados. Sí que deben ofrecer servicio de lavabo. El Ajuntament concede las licencias por cuatro años y controla el cumplimiento de las limitaciones espaciales, el volumen de la música y el horario (en la Barceloneta hasta las doce y en Sant Martí hasta la una de la madrugada).
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