En la última edición del Medio Maratón, el pasado 27 de octubre, la organización contabilizó a nueve participantes que habían cedido su dorsal de manera ilegal, junto a más de 60 expulsiones en la zona de postmeta de corredores que habían entrado sin dorsal.

Los nueve corredores que cedieron su dorsal a otra persona sin cambiar el nombre -un trámite que estuvo disponible hasta el día antes de la prueba- han sido notificados y pueden presentar alegaciones si quieren. Si no justifican la cesión no autorizada, no podrán volver a inscribirse ni correr ninguna carrera organizada por la SD Correcaminos en cuatro años.

Otros 88 participantes fueron desclasificados en la prueba del último domingo de octubre por abandonar la carrera por lesión, no pasar por todos los controles de paso distribuidos a lo largo del recorrido o entrar fuera del tiempo máximo. En total llegaron 15.352 corredores a la meta.

En el Medio Maratón de 2018 ya se descalificó a 40 personas por los mismos motivos, lo que supone un "descenso considerable" de estas acciones. "Los esfuerzos para evitar las trampas están dando resultados", destaca la organización en un comunicado.

Ante estas cifras, las medidas antifraude y contra tramposos consisten en elementos antifalsificación en los dorsales, posibilidad de cambio de nombre hasta última hora, devolución del dinero por lesión y un refuerzo de los controles de seguridad de Prosegur, en un dispositivo junto a la Policía Nacional.

El objetivo es frenar el perjuicio que ocasionan estas acciones a la organización, "al resto de corredores y a ellos mismos", al participar sin cobertura de seguro.

En concreto, el reglamento recoge que "en caso de acceder a la prueba infringiendo las condiciones de acceso establecidas o se cometiera cualquier irregularidad, la organización se reserva el derecho a tomar las medidas oportunas, de conformidad con la legislación que resulte aplicable, iniciando las acciones civiles, penales o administrativas que correspondan para exigir la responsabilidad del infractor".