Según recoge el escrito del Ministerio Fiscal el hombre mantuvo una relación sentimental con la víctima desde el año 2013, con una hija en común nacida en 2015.

A los pocos meses de conocerse, el procesado y la mujer empezaron a vivir juntos en Gijón, iniciándose ya en ese momento los episodios de violencia tanto física como psíquica, que continuaron durante toda la convivencia y que hicieron que, en varias ocasiones, ella tuviera que huir de su propio domicilio al de su madre o al de sus suegros, pero volvieron siempre a reiniciar la relación y la convivencia con el procesado.

En 2016 en la relación sentimental se rompe de manera definitiva por un episodio de violencia física tanto a su pareja como a la hija de ambos, mientras se encontraban en una casa rural en la localidadde Villaviciosa el 16 de mayo de 2016, y que fue objeto de enjuiciamiento.

Según defiende el fiscal, desde el inicio de la relación el procesado se dirigía a la mujer llamándola "hija de puta" y diciéndole constantemente que no valía para nada. Las agresiones físicas se iniciaron a los tres meses de empezar a convivir juntos, llegando en una ocasión a romperle el palo de una escoba en la espalda, a tirarle en otra aceite hirviendo por una mano, o a darlepatadas por el cuerpo mientras estaba acostada con la niña en la cama, y llegando el procesado a agredirla no solo en la casa familiar, sino también en la calle.

La víctima solo llegó a acudir al médico en una ocasión, el 9 de noviembre de 2015, por una agresión que se produjo en la calle el 7 de noviembre de 2015, y que le ocasionó un eritema y edema periorbitario izquierdo, para cuya curación no precisó más que unaprimera asistencia médica.

El procesado, durante la convivencia con la víctima, llegó a obligarla en numerosas ocasiones a mantener relaciones sexuales, no constando que hubiera mediado violencia o intimidación, mientas le decía que no valía para nada.

Como consecuencia de esa situación, la mujer presenta, según un informe emitido por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de León y Zamora, numerosa sintomatología ansiosa, depresiva y propia de trastorno por estrés postraumático derivada de los malos tratos y el miedo al procesado; detectándose una situacióncontinuada de malos tratos hacia la mujer, que le ha provocado afectación a nivel personal, social y familiar, así como una especial vulnerabilidad, por lo cual precisa del apoyo en centro de acogida.

La Fiscalía considera que los hechos relatados constituyen un delito de maltrato habitual; un delito de maltrato familiar; un delito continuado de abuso sexual con la concurrencia de la agravante mixta de parentesco en el delito de abuso sexual.

Por todo ello solicita que se le imponga al acusado un total de doce años de cárcel, así como la prohibición de aproximarse a menos de 500 metros, así como a su domicilio, lugar de trabajo, en su caso, u otro que frecuente y comunicarse por cualquier medio con ella durante 10 años, incluyendo redes sociales.

Además, el Ministerio Fiscal solicita que se imponga al procesado la medida de libertad vigilada, a cumplir con posterioridad a la pena privativa de libertad, durante 8 años.

En concepto de responsabilidad civil, la Fiscalía solicita que el procesado indemnice a la mujer con 320 euros por las lesiones del día 7 de noviembre de 2015 y con 3.000 euros por las secuelas que presenta.