Muere el abuelo que fue abandonado por su hijo en un bar de Rosario

  • Ha fallecido a los 93 años tras no superar una dolencia cardíaca.
Hilda y Hugo junto a su hijo Raúl, que les recogió en la comisaría y los llevó a su casa.
Hilda y Hugo junto a su hijo Raúl.
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Hilda y Hugo junto a su hijo Raúl, que les recogió en la comisaría y los llevó a su casa.

Hugo, el anciano que fue desahuciado y abandonado en un bar el pasado mes de junio junto a su esposa Hilda, ha fallecido a los 93 años tras no superar una dolencia cardíaca, según informa Clarín.

El hombre fue internado en un hospital privado de Rosario para ser tratado, pero el diagnóstico era irreversible. Su hijo decidió que pasara sus últimos momentos junto a su esposa en la residencia en la que vivían.

“Tenía un problema cardíaco bastante complicado que se ve que nunca se había hecho tratar. Acá le detectamos una insuficiencia cardíaca, lo hicimos tratar, pero tuvo un infarto dos días después de salir de la internación”, explicó Gabriela Alabern, directora de la residencia.

Fueron abandonados el pasado junio

Los ancianos, que fueron desahuciados de su casa el pasado mes de junio y después abandonados por su hijo, que vivía con ellos, fueron acogidos por otro de sus hijos, y posteriormente se trasladaron a una residencia donde tuvieron "un nuevo amanecer" juntos, aseguraba Hilda al mismo medio.

"Él se despierta y mira que yo estoy ahí. Yo me despierto y él está ahí. ¿Qué más podemos pedir?", afirmaba también la mujer, que había pedido compartir la habitación con Hugo como una de las condiciones para permanecer en la residencia.

Ahora, tras ser consultada por las autoridades del hogar para ancianos, vivirá junto a una amiga.

Respecto a Hilda, aseguró Alabern que “está muy contenida. Empezó a participar en los talleres que ofrecemos, cosa que antes no hacía por quedarse cuidando de él. Dentro de su duelo y de su tristeza, ella está bien”, ya que la mujer acude a cursos de gimnasia, laborterapia y canto.

Raúl, el hijo que los acogió, la visita cada domingo, mientras que el que los abandonó vive en la calle y no quiere ningún tipo de ayuda, aunque de vez en cuando va a la residencia.

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