El búnker, considerado la perla antiatómica del régimen germano-oriental, alternativa a los construidos al otro lado del Muro, está en las afueras de Berlín a orillas del lago Wandlitz, donde Honecker tuvo, además, una gran residencia de vacaciones.
Durante todo el verano, se brinda al visitante la ocasión de hacer recorridos guiados a sus estancias acorazadas, preparadas para acoger en caso de necesidad a 400 personas, entre dirigentes y sus familiares.
Un búnker secreto
La existencia del búnker fue un secreto en tiempos de la RDA y su construcción costó unos 300 millones de euros.
Honecker ordenó su construcción en tiempos de la Guerra Fría, después de que Estados Unidos desplegase sus misiles Pershingo II y Crucero en territorio occidental.
Se estima que, en caso de ataque atómico, los 400 privilegiados a los que se brindaba protección habrían podido sobrevivir en sus estancias dos semanas.
Hace unos meses quedó también abierto al público en las inmediaciones de la antigua capital federal, Bonn, el Museo de la Guerra Fría, instalado en lo que fue el búnker construido por la República Federal de Alemania (RFA) con idéntico fin.
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