El texto considera que la barra, como la cocina o las oficinas, no forma parte de la superficie destinada a los clientes por lo que aunque el bar de más de 100 m2 tenga zona de fumadores, en la barra no se podrá encender un cigarro.

El decreto de Murcia obliga también a bares y restaurantes que permiten fumar en alguna de sus zonas, a encerrar los espacios para fumadores entre cuatro paredes, con una puerta y un extractor de humo, que cuesta entre 7.000 y 8.000 euros.

«El problema es que esta aprobación ha caído en plena crisis. Nos viene fatal», lamenta José Marcos, presidente de la asociación de restaurantes de Murcia.

Los establecimientos que tendrán que afrontar estos cambios, si quieren que se fume en sus salones, son unos 200 en toda la Región de Murcia, según cálculos de la patronal regional del sector hostelero, Hostemur.

Precisamente, esta federación está aconsejando a los afectados «que midan muy bien las inversiones que van a hacer, porque no va a haber ayudas y quién sabe si en poco tiempo la UE prohíbe fumar en todos los sitios cerrados», explica Jesús Pacheco, portavoz de Hostemur. Por eso, la federación cree que la solución será renunciar a que se fume en los bares.

Para velar que se cumpla la ley, la Consejería de Sanidad tiene 90 inspectores.

En las bodas, a fumar a la calle

El decreto regional de la ley antitabaco también regula a los lugares donde se celebran bodas, bautizos o comuniones, con las mismas condiciones que a bares y restaurantes. Los hosteleros se lamentan de que «el decreto no sea más valiente y no considere que los salones de celebraciones se reservan por los clientes y allí se pueda fumar», dice Jesús Pacheco, portavoz de Hostemur. «Informaremos, retiraremos los ceniceros y los clientes tendrán que salir a fumar a la calle y disfrutar del buen clima de Murcia», ironiza Pacheco.