Abierto en verano: yo no tengo vacaciones

  • A muchos granadinos les toca trabajar cuando el resto de la humanidad descansa.
  • El calor estival es su principal enemigo.
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Varios cocineros trabajan en la cocina del restaurante Hicuri de Granada.
Varios cocineros trabajan en la cocina del restaurante Hicuri de Granada.
TORRES
Varios cocineros trabajan en la cocina del restaurante Hicuri de Granada.

Cuando aterriza el verano se van muchos vecinos y llegan muchos turistas. Es el momento de acometer obras y dar servicio a todos los granadinos y visitantes que pasan la época estival en la ciudad. Obreros, camareros, cocineros o empleados del sector turístico se llevan la peor parte en este reparto de tareas. A ellos les toca trabajar cuando el resto de la humanidad descansa. Están, abiertos por vacaciones.

Los albañiles son el colectivo que más sufre cuando el termómetro castiga con temperaturas de más de 40º. A media mañana, a la hora del bocadillo, las sombras se cotizan como artículos de lujo. «Con el horario intensivo se sobrelleva mucho mejor. Ahora terminamos a las tres de la tarde», se consuela José Martínez, que lleva media vida trabajando en el ladrillo.

También sudan la gota gorda los cocineros. Trabajar entre fogones es más duro en esta época porque en las cocinas el aire acondicionado de los restaurantes y bares apenas se nota. Aún así, están concienciados.

«El sector lo tiene totalmente asumido. El verano es nuestra temporada alta y hay más carga de trabajo», explica Antonio García, secretario de la Federación de Hostelería y Turismo de Granada.

Pero cuando además de bajo el sol, hay que llevar uniforme, la situación empeora. Los empleados del bus turístico no se quitan la corbata ni en verano. Antonio Ávila es uno de ellos y pasará el verano trabajando. Comparte la sombra de los escuálidos árboles de Gran Vía con los inspectores de la Rober.

Empleados bajo el sol

José Martínez. 52 años. Albañil. «Estamos sudando a mares todo el día; de 7 a 10 de la mañana es cuando se puede soportar un poco mejor, pero a partir de las 12 es horrible. Es una alegría cuando toca trabajar en un cachito de sombra».

Antonio Ávila. 28 años. Empleado del bus turístico. «Es peor el calor que el hecho de estar trabajando cuando la mayoría de la gente descansa. Estoy deseando que llegué mi día libre para salir huyendo de la ciudad e irme a la playa».

Juan Manuel Crespo. 28 años. Mensajero. «Pasamos mucha calor. Yo trabajo en moto y estoy todo el día dando vueltas con el sol dándome en la cabeza. Me consuelo pensando que en agosto podré irme unos días a la playa».

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