16.090 malagueños tienen joyas y cosas de valor empeñadas en el monte de piedad

  • Entre entre y marzo el monte de piedad de Unicaja prestó 1,98 millones de euros.
  • Los nuevos clientes se han duplicado respecto a 2007.
  • En el 96% de los casos se recupera la prenda empeñada.
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Al dinero rápido, fácil y sin explicaciones que anuncian las compañías de crédito le surge un competidor con siglos de historia: el monte de piedad. Allí tampoco hay que hablar mucho, basta con dejar cosas de valor como garantía.

Es el caso de 16.090 malagueños que tienen algún objeto de valor empeñado en el Monte de Piedad de Unicaja. De ellos, 420 personas se vieron obligadas a pedir el dinero nada más comenzar el año (de enero a marzo).

Estos nuevos clientes son casi el doble de los que hubo en 2007.

355 euros de media

Y es que en el primer trimestre de 2008 se firmaron 5.580 créditos por un valor total de 1,98 millones de euros. Cada usuario tiene en vigor casi dos préstamos, de unos 355 euros, un 9% más de lo concedido hace un año.

A este paso no cabrán más alhajas y joyas en la caja fuerte del monte de piedad. Las que hay están valoradas en más de 10,4 millones de euros. Eso es sólo el 70% de su precio (lo que la entidad presta), porque el resto se retiene para gastos.

Aún así, el 96% de quienes han dejado alguna prenda termina recuperándola. El perfil del usuario es variado, pero las mujeres recurren el doble que los hombres a este truco para tapar agujeros.

De enero a marzo, pasaron unas 10.687; ellos representaron la mitad (5.403). La mayoría tiene entre 26 y 50 años y apenas acuden jóvenes.

CÓMO FUNCIONA. Hasta un año. En la ventanilla, un tasador recoge los bienes y le pone precio, que suele ser el 70% del valor del bien. La pieza y el 30% restante son para el monte. El cliente tiene un año y un mes de cortesía para devolver ese dinero.

A SUBASTA... Cuando pasa del año. Si pasa un año y un mes, y no se ha cancelado ni renovado el préstamo (sólo se permite dos veces), el monte subasta la joya. En el caso de que en la puja alcance un precio más alto que el de la tasación, la diferencia va al cliente.

LO QUE SE EMPEÑA. Alhajas sobre todo. Ropa usada, libros y hasta cuberterías llegaron a empeñarse en los montes de piedad cuando nacieron. Hoy lo más habitual que se da a cambio de un préstamo son alhajas y objetos de valor, fáciles de subastar.

Los inmigrantes, a por el oro

Algunas casas de compraventa de oro de la capital notan un ligero repunte de clientes que venden o empeñan joyas desde que comenzó el año, para hacer frente a algún gasto de urgencia. Los dueños de otros establecimientos consultados discrepan y aseguran que aún no lo están viviendo, aunque «se prevé que ocurra».

Los inmigrantes, sobre todo sudamericanos, compran más oro que los españoles
Es la opinión de Rafael Vera, que está en este negocio desde hace
35 años y
regenta dos de los tantos locales de
Carretería. Insiste en que casi todas las alhajas que vende, se hace con ellas en subastas.

Afirma que los inmigrantes, más que empeñar, compran más oro que los españoles, sobre todo los sudamericanos, «por el precio y porque en sus países no se trabaja con tanta calidad».

Otra versión da la dueña de una de las cinco casas de la plaza de San Francisco. Dice que se acerca más gente a vender y que los gitanos son su principal público.

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