«Parece una película de Hitchcock», dice Celina, pero le sucedió el lunes en el hospital Río Hortega de Valladolid a su hijo, un joven de 21 años que se llama Guillermo.

Se pasó 24 horas en una habitación de la quinta planta, en la que fue visitado por un supuesto médico que nunca volvió a aparecer y que nadie conoce en la Residencia.

Sin embargo, debido a la orden de este doctor fantasma estuvo un día en ayuno y con el suero puesto.

Problemas gástricos

Todo sucedió el lunes, según la versión de la familia. Guillermo acudió por la mañana a su médico de cabecera que le recomendó ir a Urgencias.

Desde hace algunas fechas sangraba cuando defecaba y, a veces, también vomitaba con restos de sangre.

Allí, una doctora firmó su ingreso y a las seis de la tarde pasó a una habitación de la quinta planta. Fue entonces cuando la realidad se convierte en argumento de película de ficción.

Un supuesto doctor le visita y le dice en presencia de su compañero de habitación que debe estar en ayunas durante 24 horas para poder hacerle una colonoscopia y una gastroscopia.

Cuando sale le repite el argumento al padre del joven y a la novia del paciente, a los que les dice que le pondrán suero.

Entonces le colocan el goteo y con él se levanta el martes. Ya por la mañana la madre pregunta cuándo van a realizar las pruebas.

Ningún profesional sabe nada y después de mucho insistir la supervisora responde que nadie ha mandado hacer las pruebas.

Otra facultativa visita a Guillermo y reconoce, según la madre, que le habían tomado el pelo.

De momento, la dirección del Hospital está recabando información para determinar exactamente qué ha sucedido, según fuentes de Sanidad.

En primera persona

La madre del joven, que ya ha presentado una reclamación y ha acudido a la asociación Defensor del Paciente para estudiar si lo van a denunciar, asegura que no sabe qué pensar.

El padre cree que alguien se ha hecho pasar por médico y ella, incluso, apunta la posibilidad de que haya sido un médico en prácticas. Guillermo prefiere no pensarlo y sólo dice que le han «tomado el pelo». No entienden que en el centro no haya más control.

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