El espionaje británico fichó en 2004 a uno de los terroristas

No le puso vigilancia porque no suponía «una amenaza». Al menos dos de los autores del 7-J pudieron participar en otras acciones de Al Qaeda
La imagen de los cuatro integrantes del comando, captada una hora y media antes de la matanza en la estación de metro de Luton, ya ha dado la vuelta al mundo tras ser divulgada el sábado por Scotland Yard.
La imagen de los cuatro integrantes del comando, captada una hora y media antes de la matanza en la estación de metro de Luton, ya ha dado la vuelta al mundo tras ser divulgada el sábado por Scotland Yard.
EFE
La imagen de los cuatro integrantes del comando, captada una hora y media antes de la matanza en la estación de metro de Luton, ya ha dado la vuelta al mundo tras ser divulgada el sábado por Scotland Yard.
El servicio de contraespionaje británico MI5 indagó el año pasado sobre Mohammad Sidique Khan, el hombre que  hizo estallar una bomba en el metro de Londres cerca de Edware Road. Sin embargo, no supo detectar esos planes y determinó que no era «una amenaza» para la seguridad nacional, por lo que no le puso ningún tipo de vigilancia.

Khan, de 30 años y profesor en una escuela de West Yorkshire, fue objeto de una investigación rutinaria después de que su nombre apareciera en una operación antiterrorista en 2004, relacionada con un plan para colocar un camión bomba frente a una discoteca del Soho.

Los servicios secretos supieron que el terrorista había visitado una vivienda frecuentada por un hombre que había estado en contacto, a su vez, con uno de los sospechosos de planear ese atentado. Sin embargo, los investigadores estimaron que Khan sólo tenía un «vínculo indirecto» y no volvieron a fijarse en él.

Además, el diario israelí Maariv ha revelado que Khan visitó Israel en 2003 y ayudó a preparar un atentado suicida perpetrado por dos musulmanes británicos en Tel Aviv.

Paralelamente, un presunto terrorista detenido en los EE UU, de origen paquistaní y relacionado con Al Qaeda, ha identificado a Khan.

Con contactos en EE UU

Otro de los suicidas, Lindsey Germaine, el único de ascendencia jamaicana y supuestamente relacionado con una fábrica de explosivos en Beeston (Leeds), también habría estado vinculado con varios sospechosos de terrorismo en Nueva Jersey (EE UU) y podría figurar en la lista del FBI.

De confirmarse esos vínculos, se desplomaría la hipótesis de que los autores del 7-J nunca antes habían participado en acciones de la red Al Qaeda.

Seis detenidos en Beeston

Scotland Yard detuvo ayer a seis personas en Beeston, el barrio de Leeds en el que vivía uno de los terroristas. Según los investigadores, no están directamente implicados en la colocación de las bombas, sino que son sospechosos de haber participado en la preparación del 7-J. Por otra parte, un oficial británico viajó ayer a El Cairo para interrogar al químico egipcio que se halla bajo custodia desde el jueves y que pudo prestar su piso de Burley a la célula suicida. Y en Pakistán hay dos detenidos por su presunta vinculación con uno de los suicidas, Shehzad Tanweer.

Londres podría reducir su presencia militar en Irak antes de un año

El ministro de Defensa británico, John Reid, informó ayer de la posibilidad de que el Reino Unido empiece a reducir la presencia de sus tropas en Irak en los próximos doce meses. El anuncio llegó después de que tres soldados británicos fallecieran este fin de semana en una explosión al sur del país árabe, elevando el número de bajas a 92.

Reid precisó, sin embargo, que las tropas «se quedarán en Irak hasta que se cumplan las condiciones establecidas; es decir, cuando los iraquíes puedan tomar el control» del país.

Días antes, su colega Jack Straw, ministro de Exteriores, había reiterado en Bruselas que no existía ningún plan de retirada.

El Reino Unido cuenta en estos momentos con unos 8.500 efectivos desplegados en Irak, la mayoría en la provincia sureña de Basora.

Iba a casarse con un paquistaní y murió el 7-J

Benedetta Ciaccia, entre las víctimas. La Policía británica identificó ayer a una décima víctima, la italiana Benedetta Ciaccia, de 31 años. Desde 1995 vivía en Londres y el 7-J, como todos los días, cogió el metro para ir a la editorial donde trabajaba como analista económica. Murió entre las estaciones de Liverpool Street y Aldgate.

Pensaba casarse el 11 de septiembre con Fiaz Bhatti, un paquistaní de 29 años. Fue su novio el que la buscó desesperadamente por todos los hospitales londinenses el día de la masacre.

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