El empresario secuestrado sufrió vejaciones y fue maltratado por el primo de Rajoy

Maltratado física y psíquicamente. “Ha sido horroroso, le han tratado de mala manera”. Así ha calificado el jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional, Ángel Galán, el secuestro que ha sufrido durante los 16 días el empresario gaditano Rafael Ávila Tirado, de 45 años.

El empresario fue liberado por los GEO la madrugada del martes al miércoles. Estaba escondido en el garaje de un chalé de Almonte, en Huelva. Allí se tiró 15 de los 16 días, encadenado, incluso cuando dormía y tirado en una colchoneta. A veces tenía que hacer sus necesidades encima y otras veces en una lata. Tampoco comía mucho, ya que sus secuestradores no eran muy generosos en los alimentos que le daban. Incluso le suministraban calmantes. Toda una pesadilla.

La Policía ha detenido a nueve personas. Una de ellas es Raúl Brey Abalo, un pontevedrés y primo del líder del PP Mariano Rajoy. Su hermano es José Javier Brey, catedrático de Física Teórica. Su nombre salió a la luz pública después de que Rajoy le citara para cuestionar el cambio climático. Raúl Brey es una de las dos personas que mantenían vigilado al empresario en el chalé de Huelva, alquilado por la banda, según han confirmado a 20 minutos fuentes policiales.

El secuestro más difícil

Galán ha definido este secuestro como el más importante y difícil de resolver de los últimos 20 años. Echó la culpa a los medios de comunicación, que dieron la noticia el mismo día del suceso, el 2 de junio, lo que asustó a los secuestradores, que estuvieron los seis días siguientes sin ponerse en contacto con la familia. “Pensamos que el empresario había muerto”, señaló Galán.

El domingo 8 los secuestradores por fin se pusieron en contacto con la familia. Pedían diez millones de euros. Mostraron una prueba de vida, una foto del Rafael con un periódico del día anterior. La Policía se puso a trabajar. Se sucedieron las comunicaciones, los pinchazos telefónicos (las llamadas a la familia se hicieron desde Madrid y Sevilla) y los seguimientos. Este domingo 15, la última llamada, los secuestradores rebajaban sus peticiones a dos millones de euros que tenían que ser entregados el miércoles por la mañana.

La banda estaba muy bien estructurada. Tres personas le secuestraron el día 2 cuando el empresario salía de trabajar. Le sorprendieron por la espalda y se lo llevaron en una furgoneta blanca sin ventanas. Otras dos personas lo vigilaron durante el cautiverio y otras cuatro llevaron las negociaciones. Dos de los detenidos fueron arrestados en el chalé, que contaba con cámaras y perros de vigilancia. Otros dos en Sevilla, entre ellos el líder del grupo y cerebro del secuestro, Luis Miguel Rodríguez Pueyo: otros cuatro en Madrid y el último en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

El cerebro, un viejo conocido

Luis Miguel Rodríguez Pueyo, de 66 años, tiene un amplio historial delictivo. Su primera detención data de 1981 y en 1980 ya fue arrestado por otro secuestro. En 1998 fue condenado otra vez por la Audiencia de Sevilla a un año de cárcel por prostitución de menores en el llamado "caso Arny". Otro de los arrestados, Manuel Ibáñez Ruiz, de 53 años, también estuvo imputado en el “caso Arny”.

Rodríguez Pueyo ha estado en prisión por participar en decenas de estafas millonarias. Este individuo intentó estafar a Publio Cordón, el empresario zaragozano secuestrado por los GRAPO y aún desaparecido, haciéndose pasar en 1994 por un intermediario en la venta al Zaragoza del futbolista Martín Vázquez por parte del Real Madrid.

Rodríguez Pueyo había suplantado la identidad de su hermano, ya fallecido y sin antecedentes. Al parecer este hermano había tenido en el pasado algún trato comercial con el secuestrado, y esa relación le puso en el punto de mira del cerebro de la trama.

“No se trata de un ajuste de cuentas, sino de una banda criminal que puso en el punto de mira a un empresario”. “Rodríguez Pueyo es una mente criminal que ha sido capaz de embaucar al resto en esta aventura delictiva. Pensaban que podían sacar beneficios rápido y sin riesgos y no ha sido así”.

Aún está desorientado

El hermano de Rafael Ávila ha asegurado que éste aún se encuentra "entre dos mundos", que está descansando, ha perdido peso y todavía tiene las marcas en muñecas y tobillos tras 16 días encadenado.

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