En Aerpam creen que el entusiasmo despertado en los vecinos se debe a que antes no había recipientes para tirar las pilas, tanto las de tipo botón (las que llevan los relojes) como las alcalinas. “Lo normal es que vaciemos los contenedores entre dos o tres meses y en Málaga había que hacerlo a las pocas semanas”, explica un portavoz.
Basta un ejemplo: en los tres primeros meses se recogió una tercera parte de las 17 toneladas. El contenedor más usado fue el de la intersección de la avenida de Andalucía y Armengual de la Mota, asegura el Ayuntamiento.
A la basura
Pero hasta hace un año el ciudadano no lo tenía tan fácil desprenderse de una batería usada. El teléfono del Área de Medio Ambiente llegó a aconsejar que se tiraran a la basura si no eran de tipo de botón , "de una en una". Después, empezó a recomendar que se llevaran hasta el único punto limpio de la capital, en el polígono Guadalhorce.
Nunca quedó claro qué administración era la responsable. La desorientación era tal que Medio Ambiente indicaba que las de botón eran competencia de la Junta (por ser tóxicas), y ésta, a su vez, remitía al punto limpio. Por eso es imposible saber cuántos kilos se recuperaban al año antes de la llegada de los contenedores. En Medio Ambiente alegan que no hay datos debido a que la recogida de pilas no es su competencia.
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