Su nombre significa paz. Y eso es lo que ella transmite cuando habla. Masako Haruta San es una de las primeras japonesas que llegó a España para bailar flamenco.

Vino a Sevilla en una de sus giras y decidió que volvería para quedarse a vivir. Y así fue. Desde hace 21 años vive en la calle Feria (en pleno centro de Sevilla), donde ya todos la conocen.

Masako recuerda que fue en 1962 cuando llegó a Madrid desde Osaka, con 30 años para estudiar baile español clásico. «En Japón trabajaba en locales bailando mambo. Conocí el flamenco viendo a los artistas que iban allí de gira: Pilar López, Antonio Gades... Me impresionó verles bailar».

Para poder cambiar en el banco los yenes por pesetas y venir a España tuvo que hacer un examen «que me costó mucho dinero». En Madrid conoció a sus maestros: Enrique El Cojo («que también dio clases a Marisol»), Antonio Bienvenida, Fernanda Romero... «ella me enseñó mi primer paso».

Cerca de 80 años

Con 77 años, Masako conserva una piel que parece porcelana, un cuerpo esbelto y manos curtidas por el arte.

Esta japonesa, que aún se cartea con sus amigos del lejano Oriente, tiene muchos proyectos: quiere donar su cuerpo a la ciencia cuando ya no esté, aprender «queen English» e ir a Inglaterra a visitar a «dos amigas japonesas ¿Me llevas?», pregunta sonriente a 20minutos.es.

Bailaora y diseñadora

Masako fue una bailaora atípica: nunca recurrió a las modistas para vestirse sobre las tablas. Ella misma se diseñaba y cosía los trajes con los que actuó en sus giras por el mundo.

«El color que más me gustaba ponerme era el azul».

En su casa se mezcla el ambiente de un estudio de baile de una artista con los kimonos japonesa que aún conserva.

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