30 años después ha conseguido sacar de la pobreza a seis millones de personas. "Son las más pobres entre los pobres. Y están desesperadas por cuidar adecuadamente a sus hijos. Ellos no están al lado de sus hijos en tiempos de crisis. Ellas sí. Tienen más razones para salir de la pobreza, los suyos", asegura Muhammad Yunus.
Según la ONU, siete de cada diez personas que tienen hambre en el mundo en este momento, son mujeres. Realizan más de dos tercios del trabajo no remunerado lo que supone el equivalente a 11 billones de dólares (7 billones de euros), según el PNDU. Sólo reciben el 10% de los ingresos y son las más afectadas por la pobreza y las que tienen a la vez más posibilidades de combatirla.
"Las más vulnerables"
Cuando Yunus, en 1976 puso en marcha con sólo 27 dólares, "su idea del banco para pobres", observó que las mujeres de Bangladesh, lo primero que hacían cuando tenían ingresos era traer de las casas de los ricos a sus hijos y enviarlos al colegio.
"Son siempre las más vulnerables entre los vulnerables. Pero, además, son la palanca de cambio en la mayoría de países porque su lucha es la lucha de los derechos de todos. Son el motor del desarrollo porque de ellas depende la alimentación y la educación de sus hijos. No entendemos el desarrollo de un país sin igualdad de oportunidades", explica la secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín.
"En casi todas las culturas, las mujeres, especialmente las pobres, son ciudadanos de segunda clase. Ése es el poder del microcrédito: pone el poder, en forma de dinero, directamente en las manos de las mujeres", explica Sam Daley-Harris, director de un movimiento de microfinanciación del que se han beneficiado 100 millones de familias pobres de todo el mundo.
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