El 14 de abril tuvo una cita con la médico rehabilitadora del centro de salud de Sant Joan. Lo curioso es que, según él, a pesar de que el volante del traumatólogo era urgente, la rehabilitadora le dijo que no sabía cuándo le iban a llamar, porque la lista de espera era muy larga.

Pero esta no fue la única sorpresa. Al parecer, la doctora, antes de decirle que tendría que esperar indefinidamente a la rehabilitación, le anunció que el dedo anular se había soldado de forma que «se quedaría ligeramente torcido para toda la vida», o sea, que ya no tenía arreglo. También, que el dedo corazón se le quedaría curvo.

Desde la Conselleria de Sanidad aseguran que a pesar de que el volante de Traumatología «diga que es urgente» es el médico rehabilitador «quien juzga la urgencia» y si el paciente tiene que seguir el cauce normal.

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