Una enfermera es abofeteada por el familiar de un paciente que acaba de fallecer en el Hospital Comarcal de Melilla.

Éste ha sido el último de los 245 casos en los que personal sanitario ha sido agredido mientras realizaba su trabajo.

Las cifras registradas en lo que va de año suponen un 28% de las 875 de 2007.

El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha tomado cartas en el asunto y ya ha instalado 489 timbres antipánico en las consultas médicas. Además de 1.352 interfonos, 355 teléfonos directos con seguridad, 321 salidas alternativas y 577 videocámaras y 302 vigilantes.

El SAS ha invertido en materia de seguridad 24 millones de euros, un 20% más de lo que ha gastado desde 2005.

Las medidas se aplican en los centros sanitarios en función del riesgo percibido a partir del registro de agresiones.

Son, junto con la formación de los profesionales, los aspectos fundamentales que se incluyen en el Plan de prevención y atención de agresiones para profesionales del sistema sanitario público andaluz, puesto en marcha desde abril de 2005.

Con los brazos abiertos

El doctor Juan Sergio Fernández, presidente de la Sociedad de Médicos de Atención Primaria en Andalucía, cree que todas las medidas son pocas y señala: «Aunque un poco tarde, son bienvenidas».

Apunta la base del conflicto. «El choque se produce por las expectativas que trae el paciente. Llega creyendo tener derecho a todo y cuando se lo limitas surge el conflicto», cuenta a 20 minutos.

La Asociación El Defensor del Paciente, muestra su gratificación por las medidas tomadas: «Llevamos pidiendo las cámaras muchísimo tiempo y tienen que servir para ayudar al paciente, porque ante cualquier conflicto, el hospital apoya a sus trabajadores».

Este año se han dictado un total de 13 sentencias, en las que los agresores han sido condenados a penas de prisión por delito de atentado, y tres personas han obtenido una orden de alejamiento.