Ficcial: vuelve la censura al guion

  • Una opinión de Carlos García Miranda, escritor y experto en televisión y cultura pop.
Escena de sexo en la serie 'Élite'.
Escena de sexo en la serie 'Élite'.
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Escena de sexo en la serie 'Élite'.

Ficcial es un nuevo servicio de asesoramiento para guiones en cuestiones de racismo, machismo y homosexualidad. Sus fundadores, activistas y comunicadores, dicen que el cine y la televisión de nuestro país no están a la altura de su moral en esos temas. Creen que no todo vale por exigencias del guion, así que proponen que se les envíen las historias antes de entrar en la fase de rodaje y ellos marcan lo que hiere su sensibilidad. Señalan que se pueden evitar chistes de esos que acaban abriendo debates mediáticos y linchamientos (casualmente, uno de sus asesores trabaja en un periódico digital en el que se han presentado) gracias a su servicio de pago.

Además de poner el acento en los guiones, en Ficcial también opinan sobre las características que deben tener los escritores. Les suena genial que una serie con temática LGTBI salga de guionistas homosexuales o transgénero porque así seguro que sabrán de lo que hablan. Supongo que estos asesores, a los que también podríamos llamar policía de la moral, creerán que Agatha Christie iba cometiendo crímenes entre taza y taza de té.

Estoy seguro de que las mentes que han puesto este asesoramiento en marcha creen que están haciendo una labor muy de izquierdas. Al estar tan centrados en considerarse poseedores de una verdad progresista absoluta, se le ha pasado que los escritores hace mucho que logramos escapar de la censura y las cazas de brujas. Costó lo suyo convencer a los que mandan de que la ficción, esa que sale de la realidad pero también de la imaginación, no tiene por qué ser sinónimo de adoctrinamiento, ni mucho menos de propaganda política rusa. Tampoco tiene por qué reflejar un pensamiento único, ni la firma de su autor debe corresponderse con el comportamiento de sus personajes.

Esta iniciativa hacia la censura infantiliza al espectador, ya que considera que su fuente de conocimiento es la ficción y no la realidad, y quiere hacer lo mismo con los creadores. Uno de sus argumentos para justificar la necesidad de su "asesoramiento" es el de que nuestra ficción solo tiene visión hegemónica de varón heterosexual CIS. El caso es que, como guionista de series de tv, en absolutamente todos los proyectos en los que he estado en los últimos años han insistido desde los despachos de los que mandan en que los personajes femeninos fueran poderosísimos, los LGTBI siempre un amor y el papel del malo recayera sí o sí un heterosexual CIS. Eso sí que es ficción. El mundo es diverso, igual que las personalidades de los personajes y sus autores.

Los defensores de la corrección en la ficción argumentan que es que siempre se han utilizado los estereotipos de la manera inversa. El caso es que una gran parte de la historia de la ficción de tv y del cine nacional es la del hombre mete patas incapaz de sacar nada adelante y la mujer cabal que lo arregla todo. Ahí están Los Serrano o cualquier pase de Cine de Barrio para mostrarlo. Estamos malficcionando la igualdad por moda y así solo representará intereses capitalistas y no sociales.

Además, se está tratando de arreglar un problema de representación generando otro. Al montar un equipo de guionistas para coordinar el guion de una serie me vi obligado a entrevistar solo y exclusivamente a escritoras mujeres. Sus curriculums eran lo de menos, lo importante era que se incorporaran mujeres al equipo porque "así hay menos chistes de pedos", "harán que la serie tenga más amor" y "a los inversores les gustaría que seamos feministas porque es lo que se lleva", frases que salieron de los que de verdad deciden qué visión tiene la ficción porque son los que ponen el dinero. Y luego está lo del cine, en donde ahora se consiguen más puntos de financiación al contar con mujeres en el equipo, así que los que mandan te proponen que te busques a una coguionista "para que firme, no hace falta que escriba, y así pillamos la subvención".

Un guionista debe tener valor en muchas cosas y su género nunca debería ser una de ellas. Tampoco sus ideales, esos que pueden ser diversos porque la suma de ellos fomenta el pensamiento crítico, la base de la democracia que nos ha llevado hasta el siglo XXI. En este tiempo, cada cual puede escribir lo que le de la gana. Hay libertad para hacerlo, igual que para pasar de ver lo que no te gusta. No demos pasos atrás, ni en la ficción ni en la realidad.

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