Influencers como Dulceida, con más de dos millones y medio de seguidores, o Dani Clos, con 228.000 seguidores, pueden llegar a ganar miles de euros por compartir una fotografía en sus redes sociales publicitando a una determinada marca.

Su negocio ha ido aumentado con el paso del tiempo, pero ahora hay algo que está cambiando en la industria de la publicidad. "Se buscan microinfluencers. Influencers con menor número de likes que a lo mejor no tienen un alcance global pero sí local, que puede ser lo que interese", asegura Ana Jiménez, profesora de innovación de la UOC.

Redes sociales como Instagram y Facebook se han planteado ocultar los likes, lo que puede provocar que los influencers se vean obligados a cambiar su forma de actuar.

"Hay mucha posibilidad de comprar influencers de forma gratuita, muchos seguidores que no son reales, sino robots", explica Jiménez. En plataformas como Youtube, una marca puede pagar hasta 10.000 euros a alguien que tenga medio millón de seguidores.