El Colegio de Farmacéuticos de Granada y el Ayuntamiento han llegado a un curioso acuerdo. Urbanismo inició hace un par de años una ofensiva contra los carteles en banderola y luminosos del casco histórico, sin que las presiones hiciesen efecto entre las boticas.

Éstas aludían al «servicio público» que ejerce el sector para no cumplir la orden municipal frente a lo que han hecho religiosamente el resto de negocios del centro.

Pues bien, después de dos años de jugar al ratón y al gato, farmacéuticos y Urbanismo han acordado cambiar las cruces, de forma que todos quedan contentos.

El acuerdo es el siguiente: Las boticas del casco histórico -algo más de 80- cambiarán en «el menor espacio de tiempo posible sus actuales cruces por otras articuladas». Los nuevos rótulos disponen de un mecanismo que les permite plegarse y desplegarse al antojo de cada usuario.

De esta forma, el Colegio de Farmacéuticos se ha comprometido a plegarlas junto a la fachada durante el día «para no afear la imagen del centro», en palabras de la concejala del área, Isabel Nieto.

«Es la mejor solución»

En opinión de Nieto, dicha fórmula es «la mejor solución porque por una parte se cumple con lo establecido en el plan centro, que prohibe los rótulos luminosos y en banderola; y, por el otro, respetamos la necesidad de las boticas de estar perfectamente visibles para los usuarios».

De noche la cosa cambia. Las farmacias que estén de guardia, o las que abran las 24 horas, podrán extender la cruz de forma que quede perpendicular a la fachada de la botica gracias al brazo articulado del que disponen los rótulos, que también estarán iluminados.

Ahora, Urbanismo remitirá una misiva a las farmacias afectadas por la medida para que cambien las cruces «cuanto antes».