De un lado los que la ven con una minusvalía subsanable y de otro los que piensan que así goza de encanto y singularidad. La Catedral de Málaga, La Manquita, sólo tiene una de sus torres acabadas y el Ayuntamiento ya se ha mostrado a favor de que la segunda sea terminada.

La culpa, cuentan, la tiene la Guerra de la Independencia de EEUU: el dinero que tenía que servir para terminarla (se obtenía de los impuestos por exportar diversas materias primas autóctonas) se acabó enviando allí. Y el Consistorio no es el único que está de acuerdo en retomar los trabajos.

El deán del Templo, Francisco García Mota, opina que debería concluirse tal y como estaba diseñada y el propio aparejador de fábrica de la Catedral, Fernando Ramos, lo ve como algo normal, porque unas obras así se llevan a cabo a lo largo de muchos años.

Además, recuerda: «Madrid lo ha hecho con la suya». Eso sí, el problema de la financiación está presente porque ahora mismo Junta, Gobierno central y Obispado están pagando la colocación de un sobretecho para evitar las numerosas goteras.

Otras voces, como el presidente de la Agrupación de Cofradías, Rafael Recio, redundan en lo mismo: «Está inacabada y se debe finalizar». Aun así, todas las opiniones no son favorables. El especialista en urbanismo de la UMA, Alfredo Rubio, afirma que es el resultado de proceso histórico que la dejó incompleta y debe quedarse así.

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