En 2015, la vida de Olivia Jackson dio un giro de 180 grados. Ese año, cuando hacía de doble de riesgo de Milla Jovovich en una película de la saga Resident Evil, sufrió un tremendo accidente que, desgraciadamente, le dejó secuelas físicas y psicológicas. No se dejó la vida, pero sí perdió un brazo ese fatídico día en el set de grabación.

Un drama de la que se han sabido detalles por la demanda que Olivia, de 38 años, presentó contra los productores de la película. En ella, la especialista explica que el accidente sucedió en Sudáfrica, donde se grababan las últimas escenas de Resident Evil: The Final Chapter.

Entonces, a Olivia se le encargó la tarea de realizar una "escena de motocicleta peligrosa y técnicamente compleja en condiciones climáticas adversas", que suponía que acelerara a 64 kilómetros por hora hacia una cámara que se suponía que iba a ser levantada por una grúa antes de que ella llegara a ese punto. Sin embargo, la doble alega que hubo cambios de "último minuto", el más importante de los cuales significó que la cámara fue levantada un segundo más tarde en la carrera final.

Como consecuencia, un accidente en el que Olivia perdió casi la totalidad de su brazo y sufrió lesiones en la columna vertebral, la cuenca del ojo, las costillas, la escápula y el rostro.

"Extraño mi vieja cara. Extraño mi viejo cuerpo. Extraño mi antigua vida. Me duele mucho tener que vivir con las consecuencias de los errores de otras personas", explica la víctima.

Jackson acusa a los productores de "abandonarla sin vergüenza". La demanda, además, dice que ella ya no podrá volver a trabajar como doble de riesgo. La película recaudó más de 300 millones de dólares en todo el mundo, y Olivia, que recibió 33.000 para gastos médicos, busca daños y perjuicios no especificados.