Las rupturas matrimoniales que se llevaron a cabo en la comunidad aragonesa en 2007 descendieron un 13% respecto al año anterior, después de haber sufrido un repunte en el año 2005, con la aplicación de la ley de divorcios exprés, que agilizaba los trámites para separarse de la pareja.

Según el sociólogo Francisco Javier Rodríguez Melón, esta situación se da porque, a pesar del número de separaciones, los aragoneses tienen «en alta estima al matrimonio y a la familia, algo que va creciendo».

El sociólogo asegura que no existe, normalmente, una sola causa cuando una pareja se rompe. Entre las más comunes, «la falta de entendimiento, los problemas de comunicación y las diferentes intereses de los miembros de la pareja», asegura.

En total, hubo en Aragón el pasado año 3.154 rupturas matrimoniales, la mayoría de ellos en forma de divorcio consensuado (1.944). 968 personas realizaron divorcios no consensuados, 165 separaciones consensuadas y 54 separaciones no consensuadas. Además, tres personas consiguieron la nulidad matrimonial.

Esto supone que se rompe más de un matrimonio por cada dos bodas que se celebran en la comunidad, que rondan las 5.500 cada año.

Por edades, son los aragoneses de entre 40 y 49 años los que más solicitan la ruptura del matrimonio. Por sexo, siguen siendo las mujeres las más decididas a la hora de romper una relación, ya que ellas presentaron 977 demandas de divorcio, y ellos 850.

Esto se explica porque la mujer busca el control de esa situación de separación de una manera legal, sobre todo si hay hijos, ya que, normalmente, «su situación económica es peor que la del hombre», explica el sociólogo.

A pesar de que la mayoría de los aragoneses que se separan de su pareja no habían contraído matrimonio con anterioridad, también los hay que repiten experiencia. Más de 300 personas se han divorciado en Aragón en dos ocasiones, y 30 viudos decidieron volver a pasar por el altar, y fracasaron en su nuevo matrimonio.

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