La insalubridad se suma a las carencias denunciadas por el CAP Raval Nord y los vecinos

  • La plataforma ciudadana que ocupa la capilla de la Misericòrdia desde marzo para exigirla como nueva sede del ambulatorio estudia endurecer sus protestas.
Suciedad acumulada ante el CAP Raval Nord, entre esta jeringuillas.
Suciedad acumulada ante el CAP Raval Nord, entre esta jeringuillas.
@NORDRAVAL
Suciedad acumulada ante el CAP Raval Nord, entre esta jeringuillas.

Más de 160 días de ocupación vecinal de la capilla de la Misericòrdia del Raval, en desuso, y cedida a día de hoy al Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba), no ha supuesto suficiente presión para conseguir un cambio de ubicación para el actual CAP Raval Nord.

Este centro de atención primaria ocupa un edificio protegido a escala patrimonial de 90 años de antigüedad que ha quedado pequeño para médicos, enfermeras y pacientes y que arrastra problemas de mantenimiento y carencias de accesibilidad que impiden a menudo poder sacar y entrar dos elementos tan habituales en un equipamiento sanitario como sillas de ruedas, muletas y camillas.

A este panorama poco alentador para facultativos y pacientes del CAP se suma ahora la falta de salubridad. Los accesos aparecen los lunes por la mañana llenos de suciedad y desechos, entre ellos jeringuillas, que acumulan las personas sin hogar que duemen en el patio de delante durante los fines de semana.

La plataforma denunció gráficamente la situació que atraviesan la semana pasada desde su perfil de Twitter y criticó que hayan de ser los servicios de limpieza del CAP y el vigilante de seguridad del mismo los que hayan de recoger la basura, con el peligro que conlleva la manipulación de las jeringuillas.

Fruto de esta queja pública, fuentes de la plataforma aseguran a 20minutos.es que desde el Ajuntament están abiertos a encontrar una solución a esta falta de salubridad reiterada, que hace proliferar gusanos, escarabajos y ratas, que podría pasar porque los servicios de limpieza municipales se encarguen de mantener limpio el espacio.

El aspecto que sigue encallado es el nuevo emplazamiento para el ambulatorio. En el último Pleno consistorial del curso, el punto que trataba este tema se retiró «porque ERC no quiso abstenerse», explican desde la plataforma a este diario, y no se reunían los suficientes apoyos.

El colectivo quiere que la capilla de la Misericòrdia sea la primera opción por ubicación, volumetría y otras características. Pero sigue en régimen de concesión al Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba), una cesión por cinco años de la que «ya llevan seis», se lamentan. De igual manera creen que el museo actúa como un grupo de presión que impide usar la Misericòrdia como equipamiento público a pesar de tenerla vacía.

La opción de llevar el CAP al Cub (donde está el mural contra el Sida de Keith Haring) en un solar propiedad de la Diputació de Barcelona, «no se hará nunca», afirman. Entre otros motivos, porque invade una zona de paso y un área verde, prioritarias en un vecindario «en el que no hay ninguna plaza para los vecinos», añaden.

Un "otoño caliente"

Es por eso que anuncian un «otoño caliente» con movilizaciones, que se decidirán tras próximas reuniones con entidades del barrio. El vecindario se plantea también cómo es que aún no se haya decidido cómo mejorar el ambulatorio si en 2011 el convenio que firmaron el Ajuntament y Salut  ya hablaba de una nueva sede para el CAP como una «prioridad».

Acusan del bloqueo al Ajuntament y suscriben las declaraciones hechas la semana pasada por la consellera de Salut, Alba Vergés: «Es urgentísimo que tengamos una ubicación, nosotros ya lo tenemos todo preparado para poder construir el nuevo CAP que necesitan los profesionales pero sobre todo los vecinos».

Baile de posibles emplazamientos

La opción de ubicar el CAP en el Cub –sostenida por el grupo municipal de ERC– no es del gusto de la plataforma ni de los vecinos. Permitiría ganar 500 metros cuadrados al ambulatorio hasta un total de 3.000 metros cuadrados construidos.

La idea, también de los republicanos, de optar por una sede en un solar donde estudiantes de la Universitat de Barcelona (UB) hacen prácticas de arqueología tampoco acabó de cuajar. Ampliar el actual CAP en la calle Torres i Amat con dependencias soterradas resultó inviable.

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