Según ha informado la compañía en un comunicado, de ellos, 157,22 toneladas son residuos calificados como peligrosos, entre los que se encuentran 97 toneladas de transformadores, cuatro de contadores electrónicos, 5,13 de contadores electrónicos, y 1,5 de baterías y acumuladores.
Por otro lado, de los considerados no peligrosos, se pueden destacar 141 toneladas de hierro, 42 de aluminio, 232 de aisladores de porcelana, ocho de aisladores de vidrio y 63 de contadores eléctricos mecánicos, entre otros.
La gestión de estos residuos se ha llevado a cabo en las instalaciones que Endesa tiene habilitadas en las tres islas, desde donde los residuos se entregan a gestores especializados.
Desde la compañía han explicado que se prioriza el aprovechamiento del residuo por parte de los gestores a través del reciclaje, dejando como último recurso la eliminación controlada cuando no es posible su reutilización.
Esta gestión de los residuos es fruto de la política ambiental de Endesa que, entre sus puntos básicos, se fundamenta en la sostenibilidad para reducir, tanto como sea posible, las repercusiones que el suministro eléctrico puede tener
sobre el medio ambiente.
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