Algunas de las obras que acometen en Bilbao se han convertido en el escondite de los cacos; en la mejor manera de pasar inadvertidos a la hora de cometer un robo en las tiendas.

Para evitarlo, el Ayuntamiento exigirá a los constructores que adopten una serie de medidas en las obras que se desarrollen en la calle y junto a comercios. Las más importante, la puesta en marcha de una vigilancia perimetral, guardas jurados que controlen tanto la obra como su entorno.

La medida, que se contemplará en el pliego de condiciones de las obras, obligará a las empresas a apartar una partida económica que asegure la vigilancia.

También, como requisitos, la empresa promotora deberá colocar un vallado que permita divisar los comercios que queden aislados. Y, además, el Ayuntamiento mejorará la iluminación en la zona, según explicó Eduardo Maiz, concejal de Seguridad Ciudadana.

Este paquete de medidas se pondrá en marcha después de la oleada de robos en tres barrios de Bilbao donde hay obras duraderas, como en Rekalde, Santutxu y Arabella.

Han sido 23 atracos en los últimos meses. En la ciudad se producen unos 1.200 robos al año en las tiendas. La Policía, por ello, también ha iniciado un sistema de alertas a los comercios vía SMS.

El alcalde de Bilbao no se siente responsable por el atropello mortal de dos niños de 2006 en Basurto. "La carretera no es de nuestra competencia", dijo. Por eso aseguró que no habrá ceses ni dimisiones. El PP y el PSE le exigieron responsabilidades políticas.

El debate político terminó con un enfrentamiento personal. "Usted es el mayor manipulador que he visto en este Ayuntamiento", le dijo Azkuna a Oleaga (PSE).  El portavoz socialista ha exigido al alcalde una disculpa pública.

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