Antonio Peiró es de Zaragoza y tiene 49 años. Trabaja en la Universidad de Zaragoza, es periodista e historiador y preside la Fundación Gaspar Torrente para el desarrollo del aragonesismo.

Ha vivido toda la vida aquí... ¿Qué le parece Zaragoza como ciudad?

Gracias a la Expo, Zaragoza se ha convertido en una ciudad muy moderna. Hemos vivido muchos cambios en poco tiempo, han mejorado las comunicaciones y se han recuperado zonas abandonadas.

¿Qué es lo que más ha cambiado?

La zona del Ebro, porque las riberas siempre han estado bastante descuidadas. Hemos pasado de tener el entorno del río muy abandonado, incluso invadidas por la chatarra, a crear paseos modernos a lo largo del río.

Lo más positivo de Zaragoza es...

El carácter de ciudad abierta. Aquí se recibe muy bien a la gente que llega de fuera, se sienten muy acogidos. Por este motivo, somos una de las ciudades que recibe más estudiantes Erasmus.

¿Y lo peor?

El transporte urbano. No tengo coche y voy siempre andando o en bus, pero es muy lento. Es un problema crónico. La ciudad necesita un metro, pero también hay que mejorar los buses.

Lo mejor de los paseos...

Ver la ciudad cómo es realmente, como va cambiando, y descubrir detalles que de otra forma no conocería.

¿Cuál es su rincón favorito de la ciudad?

Me gusta todo el Casco Antiguo, desde San Pablo hasta la Magdalena. Será por deformación de historiador, pero a cada calle le pongo un nombre, un hecho histórico...

¿Qué no debería perderse un visitante?

Zaragoza tiene dos grandes puntos de atracción. El primero, La Aljafería, y el segundo, el conjunto que forman La Seo y el Pilar. En breve se unirá también todo el entorno de la Expo.

¿Le falta algo a Zaragoza?

La calidad de vida aquí es buena, pero tenemos una vida cultural demasiado pobre. No hace falta mirar a Madrid o Barcelona, otras ciudades del mismo tamaño que Zaragoza tienen muchas más actividades.

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