Según una nota de prensa de la Comisaría gijonesa, el arrestado hizo caso omiso a las indicaciones policiales para que no arrancara al coche y huyera del lugar donde estaba siendo identificado.

Los agentes acudieron al barrio del Natahoyo requeridos por las empleadas de una perfumería en la que había entrado un hombre y las estaba molestando e impidiendo realizar su trabajo.

Esta persona había entrado en el comercio diciendo palabras incoherentes y murmullos ininteligibles, lo que asustaba a todos los clientes que, para evitar conflictos, se marcharon de la tienda.

Los efectivos policiales identificaron al hombre y le instaron a que mantuviera un comportamiento correcto en la vía pública pese a que parecía estar bajo los efectos de alguna sustancia estupefaciente o alcohol.

El identificado se dirigió a coger su vehículo y se montó en él, pero los agentes le ordenaron que no lo pusiera en movimiento y que les entregara las llaves. No obstante, el hombre dio marcha atrás de forma brusca e impactó contra el vehículo policial que estaba aparcado detrás. El conductor se negó a salir de su coche y tuvo que ser

impelido para que saliera, resistiéndose a ello de forma violenta.

Fue trasladado a la Jefatura de la Policía local en la que se efectuaron pruebas de control de drogas y alcohol que resultaron positivas en consumo de opiáceos por lo que fue sancionado administrativamente por no encontrarse en condiciones óptimas para la conducción, además de ser arrestado como supuesto autor de los delitos de daños intencionados y desobediencia grave.

El detenido, vecino de Gijón de 45 años, contaba con un amplio historial delictivo con más de 30 detenciones por atentado, resistencia a agente de la autoridad, robos, hurtos.