¿Todavía le siguen temblando las piernas cuando se sube al escenario?

Siempre. Ese miedo preescénico no se pierde nunca. Eso sí, en cuanto empieza la sintonía se pasa. Nosotros hemos nacido para el directo.

¿Por qué los roqueros tan mayores siguen subiéndose al escenario?

Se vuelve porque cuesta mucho dejar la música y, sobre todo, los directos. No entiendo como se puede ver a Caballé con 80 años y, sin embargo, el rock tienes que dejarlo. El rock siempre se ve como algo peyorativo y creo que es una cuestión de sensibilidad.

¿No hay grupos nuevos en Galicia que les sustituyan?

Lo que nosotros notamos es que hay teloneros con estilo, pero no hay salida. Cierran las tiendas de discos, las salas de grabación, … Parece que ahora sólo se lleva lo chic y lo glamour. Hay mucha gente interesante pero se cansan del local de ensayo, de tocar sólo un par de veces al año en el pub de su amigo. Galicia es un país muy creativo, pero no hay salida: todo es internet o las listas en las que el mismo autor toca continuamente el mismo tema; se llega a un momento de monotonía. Hay gente muy buena, pero seguramente dejará la música.

¿No se aburren de estar sobre el escenario tantos años?

No, porque es tu oficio y tienes pasión por el. No te puede cansar y siendo música mucho menos. Estás impregnado en algo apasionante, que te lleva a una cultura diferentes, que nunca cansa. Bueno, cansa la espera en los hoteles desde la prueba de sonido hasta el concierto, pero luego, en las dos horas de espectáculo, el público te hace sentir Dios.

Vamos, que por ahora no se retiran.

No. Seguiré escuchando música, cine, literatura,… es que tenemos que seguir, porque sino nos comen los talones. Mientras los Rolling sigan, nosotros seguiremos.

Dicen los supersticiosos que el gato trae trae mala suerte, pero parece que para vosotros ha sido todo lo contrario.

Nos ha traído muy buena suerte. Lo pusimos por envidia a Los Ramones, que venían a Vigo con su águila, y nosotros, pusimos nuestro gato por independiente, por nocturno, por suave, por no ser dominable con un látigo. Fue todo un acierto no premeditado. Habrá que hacerle un homenaje.

¿Qué significa para vosotros volver a actuar en Vigo?

Sobre todo recordar los primeros momentos. Nuestro primer concierto en Vigo fue con un grupo portugués, Artes y Oficios. Habían bloqueado su camión en la frontera y tuvimos que esperar y esperar. Nosotros tocábamos con sus instrumentos y al final tuvimos que pedir lo poco que teníamos en Ourense. Eso sí, la gente siempre estuvo muy entregada, nos han apoyado y estamos muy agradecidos. También nos emocionaba mucho el apoyo de las radios piratas, porque las oficiales sí que pasaron un poco.

¿Qué público os encontrareis en el concierto de mañana?

El nuestro. Cojonudo. La gente que nos sigue es cojonuda. Te marca una forma de ser, es otro tipo de filosofía de vida. Sin ofender, pero el público que va a ver a Camela no tiene nada que ver con el nuestro.

¿Qué canción ofrecereis, obligatoriamente, en vuestros conciertos?

Dolores. Es que si la sacas, te matan. Quizá engancha mucho el rif de guitarra, que es lo que más se aprende la gente. Además, la letra te lleva; cantas canciones porque las letras están bien hechas.

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