Barcelona ya está haciendo pruebas por la noche por reducir la potencia del agua suministrada. Se trata de una medida que se implantaría para ahorrar este recurso si persiste la sequía, tal y como especificó ayer el consejero de Medio ambiente, Francesc Baltasar.
En una comparecencia voluntaria en comisión parlamentaria, Baltasar negó que tuviera «ninguna comunicación central» sobre la posibilidad de que el gobierno central quisiera canalizar agua a través de la AP-7, desde Tarragona hasta la planta de Abrera.
El consejero de Medio ambiente recibió las críticas de la oposición por «engañar» el Parlamento. El PP lo acusó de haber iniciado obras para coger agua del Ebro. El consejero lo negó. El presidente de la Generalitat, José Montilla, tildó ayer de «broma de mal gusto» la propuesta de CIU de trasvasar agua del río Roine.
Baltasar anunció la creación de una Mesa Nacional de la Sequía que estará constituida por los grupos parlamentarios, actores territoriales, sociales y académicos. Y la red de del metro recupera 1,3 Hm3 de agua al año, que se usan por regar y recuperar caudales de los ríos. Una nueva cañería transporta cinco litros de agua por segundo desde la estación de Baró de Víver (L1) hasta el río Besòs.
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