El juicio ha concluido en una sola jornada y a continuación el jurado deberá emitir su veredicto. El fiscal y la defensa han coincidido en sus conclusiones finales, por las que se pide una condena de ocho años de cárcel para el acusado por un delito de homicidio.
Así, las partes han pedido apreciar la atenuante muy cualificada de confesión, puesto que el acusado se entregó voluntariamente en un Juzgado de Madrid sin que existiera ninguna investigación contra él. Por ello, el abogado defensor ha argumentado que sin esta confesión "casi con total probabilidad" no se le hubiera señalado, y ha asegurado que el "motivo" de esta confesión fue "el arrepentimiento".
La defensa había planteado originalmente que los hechos podrían ser constitutivos de un delito de homicidio imprudente, pero finalmente ha abandonado esta tesis. Sobre esto, el fiscal ha señalado en su informe final que, debido a que los ataques se dirigieron al pecho de la víctima, "el acusado asumía la probabilidad de causarle la muerte", por lo que descartaba el homicidio imprudente.
Durante el juicio, el hombre ha dicho estar muy arrepentido y ha comenzado a llorar en su declaración. Al inicio, se ha tapado la cara con una capucha frente a las cámaras.
Los hechos ocurrieron la madrugada del 31 de marzo de 2017 en un piso de Ibiza. El hombre ha reconocido discutió con la víctima por la calidad de la droga que ésta le proporcionaba y que le asestó varios golpes con un objeto punzante.
Unos días más tarde, el 3 de abril de 2017, el hombre se presentó en un Juzgado de Madrid para entregarse. Llevó un documento en el que señalaba: "Me presento hoy a la Justicia por un delito de sangre. He dado muerte a una persona en Ibiza".
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