Mediante ese servicio, puesto en marcha por la empresa Wesley Music y que ha sido tildado por muchos de macabro, la familia de un difunto paga alrededor de 75 libras (algo menos de cien euros) -las tarifas las fija el tanatorio- para que el funeral sea retransmitido en directo por la red.
La familia obtiene un nombre de usuario y una contraseña que reparte entre sus parientes y amigos lejanos para que puedan seguir la ceremonia en sus pantallas de ordenador. Una webcam instalada en la capilla del tanatorio, de la forma más discreta posible, hace llegar el servicio religioso a aquellos que no hayan podido asistir, se encuentren donde se encuentren.
Para los que están lejos
Y es que fue precisamente pensando en aquellos que están lejos como surgió la idea de este servicio. "Éramos conscientes de que cada vez más y más personas viven en otros países y a veces no son capaces de llegar a casa para una ocasión importante", explicó el director de Wesley Music, Alan Jeffrey.
"Los familiares que viven lejos pueden quedarse completamente excluidos de la ceremonia. Al menos, de esta forma, pueden sentirse implicados de alguna manera", consideró.
Hasta ahora han utilizado estos funerales "on line" personas que viven en España, Canadá, Australia, Estados Unidos y Alemania, comentó Jeffrey, para quien este sistema no sólo puede ayudar a quienes no han sido capaces de asistir al funeral, sino también a los familiares más cercanos.
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