El análisis, enmarcado en el proyecto europeo Herit-Data, estudia los municipios de València, Benidorm, Barcelona, Ámsterdam y Florencia, además del Pont Du Gard y el valle del río Héraul, en Occitania, y el enclave de Ancient Olympia, en Grecia Occidental.
Los datos son recogidos "a través de empresas de transporte, telefonía, alojamiento y de la propia interacción de los turistas con la tecnología, que proporcionan información relevante".
Asimismo, el informe recomienda "utilizar herramientas tecnológicas para organizar esta información y usarla para monitorizar flujos en tiempo real y conocer la saturación, definir el límite de carga de un destino o detectar zonas críticas donde se pierde el carácter residencial".
Del mismo modo, sugiere que los datos sean utilizados "para diversificar flujos turísticos, tanto territorialmente como en horas o temporadas de menor demanda, o para generar un sistema de información compartido entre agentes públicos y privados para mejorar la gobernanza colaborativa", entre otros.
PROYECTOS PILOTO
El informe destaca los casos de València, Benidorm, Barcelona, Florencia y Ámsterdam porque disponen ya de proyectos piloto o en implantación y distingue diferentes niveles de desarrollo. En concreto, la Comunitat Valenciana "ha superado el nivel inicial de detección de posibles desequilibrios y trabaja ya en acciones piloto como el de playas inteligentes o espacios naturales inteligentes".
Igualmente, se recoge como ejemplo el sistema de gestión inteligente del turismo de Benidorm o las aplicaciones realizadas en la ciudad de València, donde "se midió la terciarización de Ciutat Vella y se monitoriza también el uso de La Marina para mejorar la experiencia del usuario".
Entre ellos, el estudio destaca el caso de Florencia, que está creando un nuevo sistema que informará a turistas a través del wifi en sus móviles en tiempo real sobre la saturación de las áreas de la ciudad y propondrá rutas alternativas o recursos menos conocidos.
El secretario autonómico de Turisme, Francesc Colomer, ha destacado que "se deben detectar los síntomas e identificar tendencias antes de llegar a situaciones críticas que desvirtúen la calidad de la experiencia turística y alteren el carácter del destino, su valor más auténtico. Esto es una gestión inteligente del turismo".
El estudio identifica cuatro fases de saturación: equilibrio, donde no se producen conflictos; incubación, momento en el que surgen las primeras fricciones; turistificación, cuando hay situaciones de evidentes alteraciones en las funciones del destino, y 'overtourism', momento en el que el turismo desborda la capacidad del destino y se producen efectos irreversibles.
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