La fachada de la Casa Batlló vuelve a mostrar a la ciudad su piel más genuína después de tres meses de restauración minuciosa y con vocación "arqueológica".
Con el desmontaje del andamio, el pasado lunes, la fachada luce de nuevo con la apariencia que había tenido en el año 1906 cuando Antoni Gaudí la culminó.
La intervención ha ido más allá del lavado de cara, y ha consistido en retirar "las capas que el tiempo le había puesto encima", en forma de suciedad y de intervenciones anteriores.
Según explica el director ejecutivo de las obras de restauración, Joan Olona Casas, el trabajo previo de documentación y los de restauración han hecho emerger elementos tapados, algunos, desconocidos, como el color original de las carpinterías verdes, unos emplomados dorados de los que se conservaba una pequeña parte o el cromatismo bicolor de las franjas de rebozados de fondo de la fachada, escondidos bajo el icónico trencadís de la fachada.
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