Una normativa de la Unión Europea establece que todos los últimos domingos de marzo a las dos de la madrugada, los relojes deben adelantarse una hora para que sean las tres y aprovechar así la luz solar para consumir menos electricidad. Sin embargo, en Galicia, no gusta demasiado esta idea.

Según un estudio de la empresa Ad Hoc, más de la mitad de los gallegos (el 52%) cree que esta medida no ayuda a ahorrar energía, el 30% cree que es "muy molesto" cambiar la hora y el 26% asegura "tener más somnolencia".

El informe, realizado tras entrevistar a 1.800 hombres y mujeres, revela que a nivel nacional los datos son similares a los obtenidos en la comunidad gallega: el 31% de los españoles dice que el cambio de hora les afecta negativamente y al 29% les provoca alteraciones del sueño.

El cambio de verano parece más notorio que el de invierno, puesto que en general afecta más a la población, ya sea positiva o negativamente, según el estudio. Aunque sólo el 14% declara que los suprimiría definitivamente.

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