De esta manera, se hace posible estudiar la velocidad en la que agentes antimicrobiales, como los parabenos y el triclosán, y fármacos antiinflamatorios, como el diclofenaco, se liberan en el intestino delgado y son asimilados por el organismo en caso que se hayan ingerido mejillones contaminados.
Los resultados alcanzados por la UIB y la UPV-EHU indican que, "efectivamente", los mejillones "son capaces de bioacumular muchos de los contaminantes emergentes que se encuentran en el medio marino", y que las enzimas humanas son capaces de "liberarlos durante el tracto intestinal, lo que puede suponer un riesgo para la salud humana".
El sistema se ha desarrollado en el marco de un proyecto de investigación conjunto financiado por la Agencia Española de Investigación y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).
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