Esta pareja de cigüeñas ha nidificado en las instalaciones del aviario después de varios intentos fallidos. En anteriores ocasiones habían conseguido realizar el nido y poner sus huevos, pero las crías no habían salido adelante, detalla el parque en un comunicado.

El zoológico acoge un grupo de aves irrecuperables que no pueden ser reintroducidas en el hábitat salvaje, ya que fallecerían por sus lesiones. Su llegada ha permitido que las dos cigüeñas recuperen parte de sus funciones; no solo físicas, sino también a nivel de socialización. Los cortejos y el proceso de emparejamiento muestran el proceso de adaptación.

Hace décadas, la cigüeña blanca era una especie migratoria que vivía durante los periodos estivales en la Península Ibérica, donde los veranos son cálidos y hay abundante alimento. En otoño se desplazaban en un recorrido de unos 3.000 kilómetros hasta la zona de África subsahariana para invernar. Sin embargo, el cambio climático ha hecho que tiendan a convertirse en sedentarias.

Esta especie es capaz de cubrir grandes distancias gracias a las corrientes térmicas ascendentes, un mecanismo que se transforma en una "trampa mortal" cuando hay tendidos eléctricos o aerogeneradores en su recorrido, ya que al impactar les pueden ocasionar lesiones graves o incluso la muerte.