Cada vez más mujeres se dejan el trabajo para cuidar a dependientes

  • El 11% de estas valencianas ha tenido que renunciar al empleo.
  • Suelen pasar de los 52 años.
  • Ellos, en cambio, siguen trabajando.
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Las mujeres son las que acaban ocupándose de los mayores y dependientes.
Las mujeres son las que acaban ocupándose de los mayores y dependientes.
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Las mujeres son las que acaban ocupándose de los mayores y dependientes.

Conciliar es un verbo imposible de conjugar para miles de mujeres de la Comunitat que tienen familiares dependientes a su cargo. El 14% de los hogares valencianos acoge a personas que no pueden valerse por ellas mismas, una carga que asumen en nueve de cada diez casos hermanas, hijas o esposas.

Según las cifras que se desprenden de la última Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tendencia va cada vez a más, y con un agravante: el 11% de estas mujeres se ha tenido que dejar el trabajo para poder afrontar los cuidados.

Sin embargo, aquellos hombres que tienen a su cargo personas dependientes no renuncian a su empleo para cuidar de ellas, sino que en un 60% de los casos recurren a hermanas o hijas, que no reciben ninguna remuneración por hacerse cargo de estas tareas.

El perfil mayoritario es el de una mujer mayor de 52 años que tiene que afrontar el cuidado de ancianos en los últimos años de sus vidas.

La situación no es más satisfactoria para las parejas en las que ambos trabajan. Fuera de la jornada laboral, el 45% de los hombres recibe ayuda de su pareja, mientras que las mujeres que tienen algún familiar dependiente sólo comparten esta carga con su pareja en el 28% de los casos.

Desde el sindicato UGT piden que se aplique ya la Ley de Dependencia en la Comunitat para paliar esta situación, pues nadie está recibiendo las ayudas.

R. B. 55 años, cuidó de su madre: «Necesitaba tiempo y lo dejé»

«El parkinson fue privando a mi madre de capacidades poco a poco. Se vino a vivir a mi casa y, aunque todos en la familia arrimamos el hombro para atenderla, llegó un momento en que tuve que dejarme el trabajo porque necesitaba a una persona las 24 horas con ella. Lo decidimos porque no nos dieron ninguna ayuda de todas las que solicitamos, y no me arrepiento, aunque resulta agotador tanto física como psicológicamente. Estoy satisfecha ya que, por lo menos, le pude dedicar el tiempo que requería hasta el último día».

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