Las psiquiatras del acusado de matar a su mujer en Mora mantienen que la depresión no justifica su agresión

  • Las tres psiquiatras que de forma previa atendieron a J.R.G.S antes de que matara en la localidad toledana de Mora a su mujer en febrero de 2017 han coincidido en aseverar que no tenía ningún cuadro psicótico y que es "impropio" que una persona con depresión cometa una agresión como la que se está juzgando.
Trib.- Las psiquiatras del acusado de matar a su mujer en Mora mantienen que la
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EUROPA PRESS
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"En ningún manual pone que la depresión curse con episodios de agresividad. Una persona deprimida está enfadada, apática pero no tiene un cuadro delirante psicótico que no pueda controlar", han asegurado durante la tercera sesión del juicio con jurado popular, que se celebra en la Audiencia Provincial de Toledo.

Las dos facultativas que le atendieron por vez primera en una clínica privada entre 2015 y 2016 han relatado que el acusado ingresó de forma voluntaria por un cuadro depresivo grave, que tenía ánimo bajo, se mostraba apático y refería tener poca vida social porque no salía de casa.

Se lamentaba de que tenía una situación laboral complicada, que había gente que le debía mucho dinero y eso le tenía agobiado, pero no manifestó conflicto con sus familiares y la relación entre ellos era buena, han contado las dos profesionales que le atendieron.

En términos parecidos se ha expresado la psiquiatra que le atendió en el Hospital Provincial del Valle en julio de 2016, cuando acudió al servicio de urgencias de Psiquiatría por una tentativa de autolesión con un cuchillo en su domicilio, tras una discusión familiar. "En ese ingreso mostró voluntad de autolesionarse, no de agredir a los demás", ha relatado la especialista del centro toledano, que ha insistido en que el acusado no presentaba ningún cuadro psiquiátrico, y que no es característico de la depresión el descontrol de los impulsos.

LA VÍCTIMA NO PODÍA CORRER

De su lado, el neurólogo que atendió a la víctima durante casi 20 años ha explicado que su enfermedad le provocaba una alternación de la función cerebral de tal modo que cualquier estímulo sensitivo le provocaba una sensación de dolor muy extremo. "Como un parto o una fractura, pero multiplicado por cien y a lo largo de veinte años", ha dicho a modo de ejemplo.

En cuanto a la medicación que tomaba, ha asegurado que en ningún momento se observó que le generara actitud violenta, en todo caso sueño y un "escaso" porcentaje de irritabilidad verbal, pues la medicación mitigaba parcialmente su dolor. "Siempre tenía ganas de vivir y salir adelante", ha defendido.

Este facultativo del Gregorio Marañón que trató a la fallecida ha explicado que en una ocasión se entrevistó con el acusado, que después sería su marido, y con la familia de ella para que éste conociera la situación clínica de la paciente y su pronóstico a medio y largo plazo. "Siempre esperábamos que hubiera avances para poder ampliar la gama de la medicación".

De igual modo, tal y como avanzaron en la sesión de este martes los forenses que la trataron, su doctor ha coincidido en que el aspecto de la víctima era de sufrimiento, que no se le podía tocar en ciertas zonas del cuerpo, pues tan solo el cambio de corriente de aire le generaba dolor intenso. "Cada tres meses había que anestesiarla y en quirófano lavarle la zona afectada", ha detallado.

Por último, ha recordado que la última vez que la vio fue pocos días antes de fallecer y que estaba muy mal. "Ante la situación de dolor que tenía presentaba una posición fetal para evitar cualquier roce", ha aseverado el neurólogo, que ha insistido en que ese estado le imposibilitaba poder correr o andar deprisa.

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