¿Cuál el primer recuerdo que tiene de Valencia?

El puerto, aquel puerto de hace más de medio siglo. Era y sigue siendo un lugar precioso para pasear.

La mejor banda sonora para disfrutar de la ciudad...

Cualquiera de los temas que Vetusta Morla ha incluido en su reciente LP Un día en el mundo.

¿Qué época del año le sienta mejor a la ciudad?

La primavera sienta bien a cualquier ciudad.

Cuando cierra los ojos y piensa en la capital ve...

Las brumas de la infancia, un perro callejero, solitarios pescadores en la escollera. Aunque quizá sólo sea una colaboración de la memoria porque abandoné la ciudad muy pronto.

¿A qué huele?

Al salitre, sobre todo a los que llegamos del lejano secarral.

¿A qué sabe Valencia?

Para mí, su sabor siempre ha tenido una mezcla agridulce de un cierto desarraigo, de lo que pudo ser y no fue, el sabor de una ficción más o menos literaria.

Ama a Valencia cuando...

Me invade una especia de tristeza solidaria cuando algún mal colectivo aflige a sus gentes...

Pero le desquicia...

No padezco indirectamente su vida cotidiana.

Una buena horchata o una buena paella...

Son placeres compatibles. En la vida, afortunadamente, no siempre hay que descartar ¿por qué renunciar a cualquiera de ellos si además se disfrutan a horas distintas?

¿Cuál fue su último viaje en metro?

La verdad es que no lo he cogido nunca. No me hace falta.

¿Cómo vestiría a Valencia?

De igualdad social, especialmente su extrarradio.

¿Una excursión que todo el mundo debería realizar?

La excursión que yo recomendaría en Valencia sería a cualquiera de sus librerías.

Súbase al carro de los tópicos, ¿cómo son los valencianos?

Son de carne y hueso, como lo somos todos por muchos eslóganes diferenciadores que se difundan.

Una excursión... que todo el mundo debería hacer: «La Catedral de Valencia, que ha sido un ejemplo de convivencia para el mundo»

Nació hace 58 años en Valencia. Sus novelas más importantes son La mirada de Saturno y De las cenizas.