De ese modo, el control de pasajeros del Aeropuerto de Sevilla ha pasado a tener cinco arcos detectores y nueve máquinas de rayos X frente a las seis que había antes, y ocho líneas de inspección, es decir tres más.
Esto se ha traducido en un notable incremento de su capacidad operativa, ya que en la actualidad puede asumir el paso y la inspección de hasta 2.100 viajeros a la hora, frente a los 1.650 del control anterior. Por otra parte, ha aumentado la dotación de lectores automáticos de tarjetas de embarque -pasan de cuatro a siete-, se ha mejorado el acceso destinado a personas con movilidad reducida (PMR) y se ha habilitado un 'fast lane' para aquellos pasajeros que deseen tener un paso prioritario.
Esta ampliación permitirá optimizar significativamente la gestión de los flujos de pasajeros en el control de seguridad, ante el crecimiento que viene experimentando el tráfico en el aeropuerto, que en 2018 batió su segundo récord histórico consecutivo de viajeros con 6,3 millones.
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