Si tiene pensado viajar durante esta Semana Santa al Bajo Aragón y cae enfermo, le tocará esperar más tiempo en el centro de salud y seguramente le atienda un médico extranjero que aún no ha podido adaptarse al sistema sanitario de Aragón.

Los centros de salud están contratando médicos de fuera, sobre todo iberoamericanos, para reforzar la asistencia sanitaria, debido principalmente a que los facultativos aragoneses prefieren irse a trabajar a otras comunidades.

Uno de los objetivos es afrontar el incremento poblacional que se produce durante la Semana Santa en numerosas localidades del Bajo Aragón, de otras comarcas turolenses y del Pirineo, muchas de las cuales llegan a quintuplicar su vecindad.

«Este año están contratando médicos brasileños y ecuatorianos sobre todo, para reforzar los centros de salud», explica Jesús Rodrigo, de Fasamet. Estos facultativos llegan a Aragón con una buena formación, pero, según explican los propios sanitarios, «en Semana Santa aún no habrán podido adaptarse a las particularidades de nuestro sistema sanitario», aseguran.

La barrera del idioma, que aunque es similar difiere en numerosos términos técnicos, y las diferencias en los medicamentos y la burocracia sanitaria son los principales obstáculos que encuentran estos facultativos.

En la práctica, estas diferencias se traducen en un mayor tiempo de asistencia y en la demora de muchas consultas. El problema se agudiza durante los días festivos, cuando no se conciertan citas y sólo funciona la atención continuada.

A 18 euros la hora

Uno de los principales obstáculos para retener a los médicos aragoneses es la remuneración de los refuerzos. En atención primaria, la hora se paga a 18 euros los días laborables y a 19 los festivos. «En otras comunidades, la hora se llega a pagar a 28 euros», apunta Leandro Catalán, presidente del sindicato médico Fasamet.

Sin embargo, para muchos facultativos extranjeros esta paga es un incentivo, además de la oportunidad que supone trabajar en la sanidad española.

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