La Diócesis iniciará el proceso hacia la beatificación de Manuel Siurot, "figura gigantesca por redescubrir"

  • El obispo de Huelva, José Vilaplana, ha manifestado las intenciones de la diócesis de Huelva de dar inicio al proceso para promover la beatificación del palmerino Manuel Siurot, tras su reconocida trayectoria. El obispo ha reconocido su admiración por esta "figura gigantesca que debemos redescubrir" al que recientemente la diócesis de Huelva ha dedicado unas jornadas de puertas abiertas, un hombre con una vocación de servicio con los más necesitados y comprometido con la educación de los niños.
Huelva.- TEMA DOMINGO!!
Huelva.- TEMA DOMINGO!!
DIÓCESIS DE HUELVA
Huelva.- TEMA DOMINGO!!

Así, Vilaplana ha señalado en una entrevista concedida a Europa Press que Siurot "dejó una carrera brillante en la abogacía para hacerse maestro de niños pobres" y ha detallado el interés que despertó en él, al llegar a la diócesis de Huelva, la vida de este onubense natural de La Palma del Condado, que dejó una vida acomodada para dedicarse a la pedagogía.

Es entonces cuando se hace "su segundo yo", ha señalado Vilaplana, al citar las palabras de San Manuel González, por ello "una persona que ha hecho tanto por renovar la pedagogía, de una forma innovadora y muy comprometida al punto de arriesgar su propio patrimonio es una persona que debemos recordar", además de poderla ver "algún día en los altares".

El pasado 27 de febrero se cumplieron 79 años del fallecimiento de este hombre de "profunda espiritualidad a quien el encuentro con un hombre santo, el entonces arcipreste de Huelva, Manuel González, transformó toda su vida" según ha publicado la página web de la diócesis de Huelva, consultada por Europa Press.

Nació en La Palma del Condado (Huelva) en 1872 y murió en Sevilla en 1940, y fue abogado, juez municipal y magistrado suplente, aunque su relevancia le llega como pedagogo, al ser considerado "apóstol de la infancia", a la que dedicó su vida hasta el punto de rechazar cargos nacionales en el Ministerio de Instrucción Pública y en la Asamblea Nacional e incluso el de inspector general de Enseñanza Primaria de la República Argentina, para atender a los niños pobres andaluces, a los que se dedicó con "ejemplar celo".

El ideario católico de Siurot estuvo impregnado de "un profundo sentido de la responsabilidad social de su tiempo", consecuencia de la herencia recibida del siglo XIX, que "no prestó a la enseñanza primaria la atención necesaria". Como Joaquín Costa y otros prohombres del Regeneracionismo krausista, consideró que "el mayor problema de España estaba en la despensa y la escuela".

El conocido como "maestro de los niños pobres" publicó numerosos libros, dictó centenares de conferencias, participó en asambleas y congresos sobre la enseñanza y explicó y practicó los postulados docentes de grandes figuras del catolicismo, como San Agustín, San Isidoro, San Ignacio, San Juan Bosco, San José de Calazáns, Luis Vive y Andrés Manjón.

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